lunes, 11 de marzo de 2013

Vivan los novios



En Villa bombones somos muy originales. Ya lo dice la abuela, que yo soy don pa’ contraria.

En (casi) cualquier familia que se precie, lo normal es que papá y mamá se casen, se vayan de viaje y luego lleguen los niños.

Nosotros no. El padre de los bombones y yo nos hicimos un viaje estupendo allá por el 2009, del que regresamos siendo cuatro aunque aún no lo sabíamos.

Después del viaje y ante la sorpresa de que los bombones ya estaban en camino, nuestra vida se convirtió en un caos estupendo que incluyó una mudanza en la semana 31 de embarazo y en aprender a convivir con dos bombones que todo lo que tienen de guapos, lo tienen de trasto.

Y ahora, para seguir siendo los originales de nuestro entorno, hemos decidido formalizar lo que ya es un hecho desde hace ocho años, dentro de seis meses y dos días, ¡nos casamos!

De momento hemos logrado fijar la fecha, que ya es todo un logro teniendo en cuenta el ritmo de vida que llevamos.
Ahora estamos a la caza y captura de un lugar adecuado para celebrarlo, lo cual es toda una odisea. Si los foros de maternidad ya me parecen un mundo aparte, los de boda me están espeluznando. Y si elegir el cochecito, la sillita del coche y los demás accesorios necesarios para dos bebés me provocó dolor de cabeza, la búsqueda de un sitio que reúna las tres bes me está aterrando.

Que si este es barato pero cutre que te cagas. Que si este no esta mal pero la organizadora me ha caído gorda, que si no podemos elegir este sitio porque se nos van a perder la mitad de los invitados por el camino….
Que si el sitio X ofrece barra libre y flores, pero no ofrece recena. Que si el sitio Y ofrece recena pero la barra libre cuesta un riñón y medio por invitado…. Yo ya me he perdido, sueño con flores, minutas, cocktails y menús y a este ritmo no sé si llegaré cuerda a Septiembre. (Vale puntualizo, o menos loca que ahora que cuerda, lo que se dice cuerda, creo que no lo he estado nunca).

Así que avisados quedáis, las aventuras bomboneras van a mezclarse con las aventuras pre boda en las que estamos inmersos y si no se hunde el mundo en Septiembre me casaré con el mejor hombre del mundo, al que le debo y quiero tanto que tendría que inundar de post la blogosfera para poder contar todas su virtudes.