martes, 15 de enero de 2013

Los zapatos



Los bombones no usaron zapatos hasta que empezaron a caminar. Su primer año de vida iban descalzos o con unos buenos calcetines.

El primer par de zapatos que tuvieron, nos costaron una pasta, y salieron buenos, duraron unos 3 meses, y hubo que jubilarlos porque el bombón I se descalzó en un centro comercial y perdió uno de sus zapatos. Ese verano alternaron los zapatos con unas sandalias y en casa andaban descalzos o con calcetines, (esta costumbre la conservan aún hoy y en casa siempre van descalzos)

Desde entonces, los zapatos y zapatillas que les hemos comprado, siempre ha habido que desecharlos porque les quedaban pequeños, hasta ayer….

Cuando les recogí del cole, me encontré con que las zapatillas de ambos estaban en este estado:



No sé cómo lo han hecho. Desconozco a qué se dedican para cargarse los zapatos de esta manera… pero si con 32 meses ya son capaces de dejar unas zapatillas en un estado tan lamentable, auguro que en los próximos años el presupuesto familiar para ropa y calzado se nos va a disparar.

viernes, 11 de enero de 2013

Porque quiero



A menudo me han preguntado por qué los bombones van vestidos iguales el 90% del tiempo. (Cuando la ropa es heredada o regalada no siempre es igual y no pasa nada).
Incluso me han realizado la pregunta acompañada de opiniones varias que yo jamás he pedido:

-         “Así no hay quién les distinga”
-         “No pueden desarrollar su propia personalidad”
-         “Bastante tienen con ser dos como para que encima no puedan estar individualizados…”

Vale, voy a aclararlo: van vestidos iguales porque quiero y porque con 32 meses aún no eligen ellos la ropa, salvo en contadas ocasiones.

Podría dar motivos más prácticos, como que odio ir e compras y paso de pensar dos modelitos diferentes, (lo cual es cierto), o que ellos lo piden, (que no es verdad), o que me facilita distinguirles en el parque…. Pero no, van vestidos iguales porque quiero, porque me gusta y porque si veo un jersey que me parece bonito para uno de ellos, también me parece bonito para el otro.

Y a los opinólogos les rebato sus ideas:

1.- Si les confundes, ellos mismos te aclaran que te has equivocado y te dicen su nombre.
2.- De personalidad andan sobrados los dos, y físicamente se parece mucho pero de carácter son totalmente opuestos.
3.- Son mellizos, pero eso no quita que cada uno sea un ente propio. Ni les tratamos como si fueran un conjunto, ni una prenda de ropa les va a traumatizar de por vida.

Y tranquilos, que cuando ellos decidan que quieren ir vestidos diferentes, yo seré la primera que respete sus deseos.