martes, 7 de febrero de 2012

Manualidades

En el cole de los bombones, nos habían pedido que hiciéramos un libro sobre su vida. Libro en el que debíamos poner unas cuantas fotos y unos pocos textos explicando cada foto.
Era una tarea sencilla, al menos parecía sencilla cuando nos la encargaron.

¡Pues no! De sencilla tiene poco y anoche cuando me lancé a hacerla pude comprobarlo.

1º.- Unas cuantas fotos: ya… a ver qué fotos selecciono de las mil que tengo de ellos.

2º.- Unos pocos textos: ¿cómo de extensos?, ¿pecaré de noña si pongo lo que he redactado?, ¿es mejor que sean breves y concisos cual telegrama?, ¿lo escribo en tercera persona o en primera?, ¿uso el pasado o el presente?

3º.- Montar el libro: pues vamos mejorando, yo, que en el colegio suspendía plástica, o como mucho sacaba un 5 pelado. Yo, que siempre me he caracterizado por tener dos manos izquierdas… Y eso que he optado por lo más sencillo del mundo, que las virguerías las he dejado para mis amigas las mañosas. Pero aún así, me tuve que pegar con las cartulinas, el pegamento y los rotuladores, mientras el padre de los bombones comentaba lo que les gusta en el cole complicarnos la vida y yo recordaba las clases de plástica con las monjas en las que mi trabajo siempre era de los peores, incluso me pareció oir a Rosina, (la profe), diciéndome por enésima vez que use la regla para que haya armonía.

Al final, el resultado ha sido un poco menos desastroso de lo que me esperaba. Pero sólo un poco. Por lo menos espero que tengan en cuenta que hacer dos libros de estos en una noche tiene mérito y que les he puesto mucho cariño eso sí.
O a una mala, les digo que los libros los han hecho ellos y yo me he limitado a supervisar el correcto uso del pegamento, a ver si cuela…

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