jueves, 9 de febrero de 2012

Palabras más, palabras menos


Seguramente dentro de dos años, escriba un post totalmente opuesto a este. Y casi seguro que entonces venderé mi alma al diablo por unos minutos de silencio. Pero ahora mismo, he de reconocer que tengo muchas ganas de que los bombones se lancen a hablar. Sobre todo tengo curiosidad por saber cómo es la voz del bombón I.
El bombón M ya se ha lanzado a decir palabras sueltas. Incluso el otro día unió dos palabras en un intento de frase. El bombón I pasa ampliamente. Entiende lo que le dices y sus necesidades físicas y emocionales están cubiertas, así que debe pensar qué para lo que hay que decir, mejor quedarse calladito.

El vocabulario entendible de M es: “papá”, “mamá” (la dice poco), “no” (la dice a menudo), “hola”, “aba” (dame de comer o beber ya), “abi” (dame eso que no llego), “mia” (mira) y “mío”. Este último concepto lo tiene tan interiorizado ya, que él considera que  todo es suyo, y si su hermano no está de acuerdo, no pasa nada, como buen tauro y futuro macarra, el conflicto se solventa con un empujón o bofetada, e intenta hacer prevalecer el escaso centímetro de ventaja que le saca a I.

El vocabulario de I es: “papá”, “caca” (la ha dicho dos veces), “mua” (cuando da un beso a su padre y a su hermano que son los únicos afortunados que lo reciben) y “no” (esta la usa cuando le pido un beso yo). Sí, como habéis observado, “mamá” no entra en su vocabulario. Deprimida estoy entre eso y la falta de besos.

Luego hablan los dos perfectamente el bombonil, pero no sé qué se cuentan en sus diálogos de “cuiii”, “aaaaa”, “tatatata”, aunque debe ser divertidísimo porque acaban los dos riéndose a carcajadas.

Y aunque mis amigas veteranas en esto de la maternidad, me dicen qué soy una inconsciente, yo estoy deseando que hablen... ¡Y que me besen!


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